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jueves, 14 de noviembre de 2019

Cámaras de choque térmico astronómico. Ciclado horno-ultracriogénico.


Recientemente la NASA ha enviado sondas espaciales para investigar a nuestro astro Sol. En su misión espacial, estas sondas están sometidas a órbitas que pasan a gran velocidad desde temperaturas ultracriogénicas hasta verdaderos hornos de alta temperatura en las cercanías solares. Evidentemente, si estos sistemas no se ensayan en laboratorios especializados antes de la misión, el fracaso estaría asegurado.
Uno de los factores de calidad que más preocupa a los responsables de I+D en los sectores industriales relacionados con la metalurgia, las herramientas de corte y la mecánica de precisión, es la durabilidad, especialmente en el caso de mecanismos automotrices que trabajan bajo fricción, herramientas sometidas a grandes esfuerzos, mecanismos de automoción, aeronáuticos y aeroespaciales, ferroviarios, navales y mineros, entre otros. Todos ellos sometidos a grandes desgastes.
Es por ello que cuando hablamos de herramientas de mecanización, la característica de calidad más valorada es la durabilidad, como característica definitoria de la resistencia al desgaste.
Desde hace ya más de 35 años se sabe que el temple criogénico de los aceros es un método efectivo para incrementar la vida útil de las herramientas, disminuir su esfuerzo residual, aumentar la fuerza de tensión, la tenacidad y la estabilidad dimensional consecuente. Pero lo más importante es que la resistencia al desgaste se incrementa hasta un 200% según el tipo de acero y método criogénico.
Según el NBS (Nacional Bureau of Standards), cuando la forma alotrópica del carbono se precipita, el esfuerzo interno de la martensita se reduce, con lo cual se minimiza la sensibilidad a las microfisuras. Además, el enfriamiento criogénico permite la formación de carburos metálicos, debido al aumento de la compactación estructural, lo cual redunda en una mayor resistencia al desgaste con una disminución de la fricción y el calentamiento.
El tratamiento se realiza con cámaras de temple criogénico utilizando nitrógeno líquido a temperaturas de hasta -197ºC y gradientes de enfriamiento controlado. También se pueden utilizar cámaras de ciclado térmico criogénico con calentamientos y enfriamientos repetitivos.
La primera cámara de temple y ciclado térmico de alto impacto desarrollada por CCI hace 35 años permitía realizar choques térmicos desde una cámara superior a temperatura de +1000ºC y súbitamente descender a la cámara inferior que se encontraba a -190ºC, en dos segundos y viceversa, mediante sistemas neumáticos de desplazamiento automático de carga. El grupo investigador que adquirió el equipo en aquella época sacó importantes conclusiones relativas a la obtención de herramientas de metal de alta dureza.
En la imagen presentamos el primer prototipo de esta naturaleza, diseñado en el año 1983 por CCI.  Este equipo fue considerado revolucionario y único en Europa en aquel momento y supuso el inicio de importantes proyectos de CCI para el sector aeroespacial.