A día de hoy, en plena crisis pandémica, leemos
sistemáticamente que los científicos desconocen todavía cual es el
comportamiento del coronavirus frente a las condiciones ambientales: ¿Cómo le
afecta la temperatura? ¿Cómo le afecta la humedad? ¿Cómo le afectan las radiaciones
ultravioletas? ¿El ozono? ¿La
contaminación? ¿Los
aerosoles?...................Incluso hoy hemos podido leer las dudas acerca de
si el humo del tabaco le puede afectar. Pues bien, todas esas preguntas
quedarían respondidas efectuando estudios de laboratorio con cámaras climáticas
de simulación. PARA VENCER AL ENEMIGO HAY QUE CONOCER SU COMPORTAMIENTO, Y EL
CLIMA ES UN FACTOR IMPORTANTE.
Las condiciones climáticas cambiantes pueden ser naturales
(reproducción de climatología estacional típica, climas árticos, desérticos,
tropicales, estratosféricos, etc.), hemisferio norte, hemisferio sur, o
artificiales (interior de automóviles, interior de los hogares, de las
fábricas, de los diversos ambientes laborales, de ocio, etc.). En cualquiera de
los casos, no sólo es necesario conocer su comportamiento en dichas
condiciones, sino que además ha de garantizarse el comportamiento a largo
plazo, haciendo los pertinentes estudios de fatiga y su letalidad en el tiempo.
Para todo ello es necesario realizar ensayos acelerados de
estrés climático, de tal manera que todos los virus estén sometidos a
condiciones que superen las reales, de forma controlada y cíclica, con el fin
de que se puedan sacar conclusiones a escala de laboratorio y evitar graves repercusiones,
no sólo por las propias consecuencias de posibles daños colaterales y
perjuicios económicos derivados del desconocimiento de su comportamiento,
además de la propia cobertura preceptiva en materia de seguridad.
Cuando hablamos de condiciones ambientales, nos referimos,
no sólo a los climas naturales, sino también a climas generados por los
múltiples desarrollos tecnológicos y también situaciones artificiales, pudiendo
destacar las siguientes:
Altas o bajas humedades (condensaciones o situaciones de
sequedad).
Altas o bajas temperaturas (burn-in o ultracongelación).
Corrosión salina por proximidad al mar.
Corrosión atmosférica industrial o urbana (niebla ácida de
diferente composición).
Simulación espacial (vacío, altas radiaciones,
ultracongelación, etc.).
Simulación abisal (altas presiones).
Atmósferas tóxicas y explosivas (gases controlados).
Simulación solar (radiaciones UV mediante lámparas de
xenón).
Simulación ciclónica (túnel de viento, polvo y arena).
Climas agresivos (granizo, nieve, lluvia torrencial).
Alta concentración de ozono.
Ensayos dinámicos combinados con climas cíclicos
(vibración, tracción, compresión, flexión, etc., combinados con choques
térmicos).
Reproducción de situaciones complejas diversas.
Tecnología de productos
Todo ello requiere un conocimiento profundo y una larga
experiencia en el desarrollo de los sistemas capaces de reproducir todas las
condiciones previsibles, controlarlas y documentarlas fehacientemente con
trazabilidad internacional, de tal manera que puedan realizarse las
correspondientes intercomparaciones a escala global.
Para todo ello, la organización CCI (S.E. Control Calidad e
Instrumentación) tiene una experiencia acumulada (fundación en el año 1979), porque
todos estos climas han sido desarrollados y son reproducidos a escala de
laboratorio con las cámaras de ensayos CCI, de forma fiable y segura, con
solvencia tecnológica y el rigor y seriedad de una compañía nacional
certificada por Aenor según UNE-EN ISO 9001:2000 (CCI tiene certificados los
procedimientos de diseño, producción, calibración y mantenimiento a nivel
internacional según la certificación IQ-Net).
Para garantizar la fiabilidad de los ensayos, su
intercomparación y su certificabilidad, es necesario disponer de una larga
experiencia, un know-how basado en la utilización de tecnología punta y un
sistema de control riguroso tal que permita garantizar, tanto en los equipos
más estandarizados como en los prototipos, altas estabilidades térmicas,
minimización de inercias, repetitividad en el tiempo y homogeneidad
reproducible espacial, incluso con aportes de emisión energética, sin menoscabo
de la reproducción de gradientes óptimos.
Las cámaras de ensayos CCI no solamente están certificadas,
sino que satisfacen todas las normas nacionales e internacionales vigentes.
Cumplen todas las normativas de seguridad exigibles, van acompañadas del
marcado CE y del correspondiente certificado de conformidad. Asimismo, son
respetuosas con el medio ambiente, dado que cumplen rigurosamente las normas de
seguridad medioambiental y de protección de la capa de ozono, conforme a los
protocolos de más reciente fuente de legislación.
Todo el personal de mantenimiento asume la responsabilidad
de un servicio post-venta con las máximas garantías para el usuario, con
rapidez y calidad, gracias a su alta cualificación y el bagaje propio de ser, a
su vez, el personal técnico implicado directamente en la fabricación.
En la fabricación de los equipos, CCI emplea acero
inoxidable AISI 316 L de alta gama, disponiendo de volúmenes de ensayo
comprendidos entre 40 y 2.000 litros para cámaras compactas y desde 2.000
litros hasta enormes volúmenes con cámaras visitables, construidas por paneles
modulares, para permitir ensayar grandes volúmenes de muestras (ensayos de
estabilidad farmacológica en masa, bobinas de fibra óptica, de cable,
embalajes, etc.), e incluso objetos de gran tamaño, como pueden ser camiones,
carros de combate, satélites artificiales, aeronaves completas, etc.
Para responder a todas las necesidades específicas, todas las
cámaras CCI admiten el control informático vía PC convencional, disponiendo
para ello del hardware más moderno existente, interfaces diversos, pantallas
táctiles, conexiones ethernet, multiconfiguración, control a distancia, aviso
de incidencias a domicilio o a central de alarmas, etc., y, además, del más
avanzado software y tecnología de conectividad, extraordinariamente completa y
de máxima simplicidad, para permitir el fácil acceso y obtención de datos sin
necesidad de conocimientos especiales.